miércoles, 21 de diciembre de 2005

Uno de esos momentos (Primera parte)


¿Cómo fue que no me di cuenta?, eran evidentes tus intenciones.
¿Cómo imaginarlo?, estabas ahí con tus manos sobre las rodillas, con esa mirada despreocupada de siempre, pero sin la sonrisa que la acompañaba de continuo.
El sabor amargo en mi boca que siguió al encuentro de esa tarde, la lluvia que me acompaño de regreso, todo parecía tener el exagerado efecto dramático de una mala película.
Pero en esta ocasión no se trataba de una película, todo es tan real como esas últimas palabras de tus labios, uno de esos momentos.
Lo que siguió a esas palabras todavía esta confuso en mi memoria, pero lo cierto es que, de alguna manera, llego a su final.
Si tan sólo no lo hubieras hecho de esa forma, con esas precisas palabras. Supongo que lo merecía, pero ya es tarde para arrepentimientos y culpas, al menos de mi parte.
Tú tampoco te sientas culpable, adivino que fue un momento de arrebato, que te arrepientes y que las cosas no debieron ser así, que lo hiciste sin pensar y que ahora sólo quieres estar otra vez conmigo.
Daría todo por estar contigo otra vez, ¿sabes? Encontraste la forma de que eso sea siempre y para siempre. Te visitaré cada noche, no tenemos porque separarnos ahora, estaré a tu lado al despertar y te acompañaré al trabajo, no puedo permitir que te olvides de mi, no de la manera tan fácil como pretendías.
Ya no tengo más motivación que ir tras de tus pasos y decirte al oído lo mucho que hago por ti, lo mucho que te amo, y sobre todo que quiero oírte decirme que tu también me amas, que no puedes estar con nadie más, incluso después de lo que hiciste, a pesar de lo que hiciste y a causa de lo que hiciste.
Se que será difícil estar con alguien más después de lo sucedido, por algún tiempo querrás estar a solas, después intentarás salir con alguien más; mientras tanto yo estaré esperando todo ese tiempo, esperando por ti, y un buen día sabrás que soy yo y solo yo con quien quieres estar, con quien quieres pasar el resto de tu vida, solo de tu vida, porque te equivocas si creías que con un frío disparo te desharías de mí.

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