miércoles, 18 de enero de 2006

La Ilusión de la Luz.

El lugar en cuestión oscuro, la primera impresión amplitud, nada es seguro.
Domina el silencio y todas las sensaciones que implica, avanzar es imperativo, pero difícil.
Ni un rumor, ni una luz, magno concierto de oscuridad y silencio interrumpido cada noche con el sueño, pero esta noche es artificial, atrapada.
Traspiés, confusión, seguridad de un lugar donde poder sentarse a esperar que algo rompa con el continuo de incertidumbre.
Una máquina susurra -el primer sonido, una tenue luz asoma -la primera imagen.
Nada parece común, pero de alguna forma familiar, gratamente familiar.
Contener el aire en un suspiro, una pausa antes de la sobre exposición de imágenes y sonidos que por fin, rompen con la monotonía del estático silencio oscuro.
Hay poco que se puede hacer ahora, permanecer inmóvil queriendo adivinar cada suceso, no hay otra forma de intervenir.
Dejarse llevar por las emociones, no es una opción que parece lúcida, así que todo se contiene en espera del desenlace.
Acudimos por propia voluntad y nos dejamos llevar por un juego de realidad desvanecida por la luz.
Luz que dibuja la realidad, pero no realidad, sólo luz, sólo ilusión, hermosa y frágil ilusión de la luz.
Las emociones se vuelven entonces ilusión y queda la sensación de la mentira proyectada y de la mentira que nos permitimos creer.

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