martes, 16 de mayo de 2006

Un haiku diario.

Los orígenes del haiku se remontan al Japón del siglo XV, pero alcanzan su máxima expresión con los escritos por Basho y Buson en los siglos XVII y XVIII. Los haikus clásicos son poemas de tres líneas y 17 sílabas. Algo así como:
Cayó la luna del cielo.
Peces de luz por todo el río
Jack Kerouac (1922-1969), sin embargo, quiso experimentar, liberarse del conteo de sílabas para llegar más a fondo en la esencia de la forma poética. Escribió: “Yo propongo que el ‘haiku occidental’ sencillamente diga mucho en tres líneas de cualquier lengua occidental. Un haiku debe ser sobre todo muy sencillo y libre de cualquier truco poético, pintar un cuadro pequeño y ser al mismo tiempo tan airoso y gracioso como una Pastorella de Vivaldi”.
Para mayores referencias y ejemplos sobre el haiku de Kerouac remitirse a
En lo que reconozco como un acto pretencioso, elevaré este delicado ejercicio que es el haiku a la imagen. Sin medida de comparación con los poetas japoneses, y menos aún con el máximo representante del Beat estadounidense, Jack Kerouac; escribiré en este espacio, y apartir del día de hoy, un haiku ilustrado diario, devido a la intrinseca conexión que tienen para mi las palabras con las imagenes.


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