jueves, 22 de junio de 2006

Entre el football y las elecciones, la cultura mexicana del miedo.


No me gusta el football, tal vez esa sea una declaración tajante para una época de fiebre y pasión, una declaración fuerte para un planeta que parece conocer un solo deporte, una declaración irreverente para un país que lo ha adoptado como un deporte y religión nacional.

Siento vergüenza, así es, y por eso no me gusta el football, desde que tengo memoria NUNCA he visto un buen juego de la selección mexicana, ya no se diga ganar una liga, campeonato o mundial a mi me da pena ver a la gente perder, más aún si se supone que están representando al país en el que vivo. Las verdaderas razones de este fracaso y mi vergüenza las desconozco, pero las supongo.

Tenemos programado el miedo como un chip sin el que los mexicanos no podemos funcionar, y el football es sólo una pequeñísima punta de iceberg que parece temblar frente a un equipo más preparado, menos mediocre y que lo único que hace es jugar football como todos los demás.

Resentimos las heridas de la conquista tan gravemente que tenemos miedo a triunfar.

Lo que más me preocupa, y por lo que he decido, en contra de mi estilo, politizar este espacio, es que el miedo pueda hundirnos como país.

¿Vamos a permitir que alguien nos diga como manejar nuestras vidas, solo porque tenemos miedo?

Yo no te voy a decir por quien votar, pero si te voy a decir que es un error muy grave no votar por lo que piensas y te convence, no debemos votar por un partido sólo por miedo a que gane el contrario, eso es un voto de miedo y no de convicción.

Amo mi país, a su gente y la vida a la que estoy acostumbrado, no quiero salir de aquí huyendo. Lo que tengo me ha costado trabajo y no voy a renunciar por miedo.

Mi forma de defender lo que pienso es votando y haciéndolo por el partido que mejor cumple con mis expectativas no por darle en la madre al candidato que no me gusta.

Yo no siento miedo ¿y tú?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si ésto no te pone los pies en la tierra, no se qué pueda hacerlo. Gracias por una perspectiva cruda, directa y verdadera.