martes, 27 de junio de 2006

Refugio.

Protección, amparo, asilo, seno, resguardo.

Por lo general prefiero ir ahí sólo, estar ahí sólo y dejarme acompañar por el consolador silencio, dejarme sorprender por lo desconocido.

A la gracia de su oscuridad puedo reír o llorar, sin pena, sin llamar la atención, no hay ego, no hay pudor.

Al saberme oculto me gusta observar, descubrir el encanto de una emoción creciente en el rostro de los demás, percatarme de su emoción como si fuera yo participe o causante.

Es un refugio, una luz rasante que se estrella en una pantalla robando mi aliento, hundiéndome en el claroscuro de otro mundo, la sola idea de otra vida.

A su amparo he matado y he muerto, he odiado, y he amado pero nunca he salido ileso.

Un refugio.

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