miércoles, 10 de septiembre de 2008

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LA NEBLINA PERDURÓ HASTA EL AMANECER, fue durante la noche que empezó la epidemia, el primer brote fue en el cine, ella no podía contener las lágrimas, a el le pareció extraño, habían visto una comedia, pero al salir a la calle, el también empezó a llorar, el taxista que los llevo a casa sintió una pena enorme por ellos y en cuestión de segundos sus lágrimas mojaban el volante, el panadero sintió ese gran vacío que le arranco la tristeza cuando el taxista pasó por su cena habitual y hasta el perro callejero, que se cobijaba del frío entre unas cajas, empezó a aullar. El llanto del niño parecía la voz sonora de un coro de llantos y el borracho de cantina se convirtió en uno más. Las calles amanecieron encharcadas y limpias, pero no menos tristes . El sol se llevó la neblina con todo y sus lágrimas.

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