sábado, 20 de septiembre de 2008

8

FUE LA DECISIÓN MÁS FÁCIL DE MI VIDA, decidí morir, no me aquejaba ninguna enfermedad, no tenía problemas financieros y viví el amor. Toda mi vida fue perfecta y justamente por esa razón lo decidí, todo estaba terminado, me iría tranquilo y en paz. Eso pensaba de camino a la farmacia, un medicamento que me hiciera dormir eso sería todo, me sentía feliz. Pero ahí estaba a dos pasos de distancia de mi. No le quise dar mucha importancia, inclusive cuando lo miré se hizo el desentendido y al continuar mi marcha volvió a seguirme, me siguió hasta la casa y se quedó frente a la puerta mirándome. Unos minutos más. Lo dejé entrar y le serví un plato con sobras de comida. No hizo ningún caso a la comida su mirada se fijó en mi y desde entonces sigo posponiendo mi decisión y conservando a un perro por mascota.

1 comentario:

Alejandro Uranga dijo...

Le hacía falta vivir algo más. Qué pasará cuando muera el perro?