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DISCULPEME POR FAVOR –le dijo él acercándose a la barra en el café, donde ella parecía leer el periódico del día, –se que la estoy mirando con una insistencia que puede ser incomoda, pero quería preguntarle algo ¿Me conoce? o mejor dicho ¿nos conocemos? –No me lo parece, –respondió ella sorprendida, esperando un pretexto menos obvio para lograr el encuentro, –le parecerá extraño, pero apenas anoche soñé que visitaba este mismo local y la conocía –¿Y qué más sucedía en su sueño? –lo que estoy por decir es algo aún más extraño, pero la invitaba a viajar y usted accedía –ella le preguntó ¿Acaso el viaje era a Roma? –Sí dijo él- Pues se sorprenderá de saber que justo en mi bolso tengo un par de boletos a Roma y no tengo acompañante ¿Quiere ir? En ese mismo instante ella despertó de uno de los sueños más lucidos que ha tenido.