miércoles, 29 de noviembre de 2006

Vergüenza




Vergüenza se define como sentimiento o pérdida de la propia dignidad ocasionado por alguna falta cometida, una ofensa o por el temor a la humillación o deshonra.

Hoy siento vergüenza hacia la falta de dignidad de quienes nos representan como país, por sus faltas cometidas, por las ofensas de unos contra otros y por ende contra nosotros, sus representados, por los humillantes espectáculos que han presentado y por supuesto siento vergüenza por la deshonra.

Enlisto los hechos que me obligan a encarar este sentimiento en particular:

1. A varios meses de iniciado el conflicto de Oaxaca, hoy no existe vía de solución y por el contrario el conflicto se ha acrecentado con enfrentamientos cada vez más violentos, debido a tal incapacidad de encontrar soluciones los encargados se han dedicado a culpar al de enfrente o desentenderse del problema, que lo resuelva el que sigue, sin mencionar el otro conflicto en Chiapas.
2. Después de unas elecciones limpias como nunca habían sucedido en este país, seguimos frente a un conflicto de fuerzas encontradas que sólo han polarizado al país y también, como nunca había sucedido contamos con tres presidentes; el actual, el electo y el “legitimo”, democracia no es división.
3. El más vergonzoso espectáculo es el que nos ofrecen los diputados de la cámara legislativa, los del PRD por no aceptar su derrota en las elecciones y tomar por la fuerza la tribuna, los del PAN por continuar con este juego de ofensas y desvaríos, tomando también su parte en la tribuna (haciendo por ellos lo que critican en los otros) y los del PRI por limitarse a ser observadores pasivos sin intervenir y poner la nota de cordura y dialogo, y finalmente a todos los diputados presentes sin distinción de partidos, porque sus altísimos sueldos son para que se pongan de acuerdo, para que hagan uso de la civilidad y el dialogo y no para que usen la más bruta de las fuerzas sólo para avergonzarnos.
4. Los medios de comunicación han perdido objetividad y fomentan aún más la polarización convirtiendo la información de los conflictos en notas de chismes y espectáculos.

Me niego a ser representado de esa forma, a ser insultado en mi inteligencia y sobre todo a esperar que me respondan los oídos más necios por los que han pasado alguna vez las palabras más mudas.

¿Pero les extraña tanta violencia en el país después de los ejemplos de que nos ponen los de San Lázaro?

Perdimos la voz, y el voto, perdimos la dignidad y la confianza en instituciones y gobiernos, perdimos representatividad y objetividad.

Si la violencia llama a la violencia mi respuesta será poner mi trabajo y talento en función de la paz y de la democracia, en espera de que así lo hagamos todos, y si siento vergüenza, no será por mi ni por mi trabajo, si no por los que no saben como hacer el suyo.

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